POESÍA SOCIAL DE LA
POSGUERRA- MIGUEL HERNÁNDEZ
Nanas[73] de la cebolla
(
Dedicadas a su hijo, a raíz de recibir una carta de su mujer,
en la que le decía que no comía más que pan: y cebolla)
en la que le decía que no comía más que pan: y cebolla)
La cebolla es escarcha[74]
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba[75].
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta[76] en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Alondra[77] de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio[78].
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea[79].
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante[80],
súbito[81] el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero[82]
se remonta[83], aletea[84],
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan lato[85],
tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares[86].
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines[87]
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes[88].
No sepas lo que pasa ni
lo que ocurre.
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba[75].
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta[76] en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Alondra[77] de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio[78].
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea[79].
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante[80],
súbito[81] el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero[82]
se remonta[83], aletea[84],
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan lato[85],
tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares[86].
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines[87]
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes[88].
No sepas lo que pasa ni
lo que ocurre.
Cancionero
y romancero de ausencias,1938-1941
Visualizando este documental podréis conocer un poco mejor quién fue Miguel Hernández
"Nanas a la cebolla" es unos de sus poemas más conocidos y en este enlace podéis escuchar el poema cantado por un grupo de música cubano.
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